Eithne at Europe 2006

Friday, October 13, 2006

08 de septiembre del 2006

Nuestro primer día oficialmente en Londres. El plan original es que deberíamos de descansar ese día para adaptarnos al cambio de horario y no resentir el agotamiento. Obviamente y como era de esperarse, no respetamos el plan y nos fuimos prácticamente todo el día.

Salimos a eso de las 9 de la mañana, pero tuvimos que regresarnos al hostel a esperar a que nos dieran las 9:30. Y es que resulta que en el tube de Londres venden un tipo de pasaje que se llama “Day travelcard” y es básicamente una tarjeta con la que puedes hacer los viajes que quieras a lo largo del día…

Pero, no es tan simple como eso: La tarjeta existe en varias modalidades. La primera de ellas es referente a la zona; Londres está dividido en seis zonas, la 1 es el centro, la 2 todavía se considera como céntrica, pero ya no demasiado y así se van alejando. Y dependiendo de las zonas en las que quieras bajar, es el precio que tienes que pagar. Como nosotros estábamos en la zona 2, necesitábamos una tarjeta que cubriera la zona 1 y 2. La segunda cosa en la que hay que fijarse al comprar la tarjeta es la modalidad “Peak” y “Off Peak”; lo que quiere decir es que compras la tarjeta en horas pico, para el transporte, y horas no pico. Antes de las 9:30 de la mañana, son horas picos, después de las 9:30 son horas no pico; es más caro viajar en horas pico que en horas no pico. Por eso decidimos esperar media hora para ahorrarnos unos centavos.

Al primero lugar hacia el que dirigí la expedición, ya con los boletos en mano, fue a Picadilly Circus. Esta es una zona muy famosa en Londres, cerca de allí hay tiendas, American Express, restaurantes y demás. Lo que yo quería ver allí era la tienda de discos Virgin Mega Store y comprarme unos sencillos de PSB. Oh desilusión, porque fue la primera vez que nos perdimos en el día; dimos algunos vueltas alrededor de Picadilly y hasta después nos dimos cuenta de que nos equivocamos.

Ni modo, llevábamos un poco de prisa porque queríamos estar a las 11:30 en Buckingham para ver el cambio de guardia. Todo mundo quiere ver el cambio de guardia, así que nos lanzamos a verlo.

Como era de esperarse, llegamos un poquito tarde y estaba lleno de gente, atascado de gente. La verdad es que no vimos mucho, y lo que alcanzamos a ver fue a los guardias que hacían algunas evoluciones entro del Palacio y esas cosas. Repito, no vimos la gran cosa.

Lo más que vimos fue cuando los soldados salieron del Palacio y se fueron marchando, con la banda de guerra o no sé cómo se llame. Ese fue en el momento en el que más pudimos ver del espectáculo.

Claro, ese es un clásico en Londres y no nos lo podíamos perder. Ya que se fueron los soldados, nos dedicamos a sacar fotos del Palacio y de los jardines que están alrededor, así como de la estatua que está enfrente y las puertas.

Al poco rato que regresan los soldados. Bueno, regresó lo que era la banda de guerra. Tuvimos oportunidad de sacarles fotos de más de cerca, porque la gente ya se había dispersado. Me pareció curioso que hicieran la faramalla de irse marchando para después regresar ya más calladitos al Palacio.

De ahí caminamos a… alguno de los parques que rodean a Buckingham. Me parece que lo rodean dos parques Green Park y Hyde Park… y me parece que nosotros anduvimos en el primero. A veces es un poco complicado decir nuestra exacta ubicación, porque ni nosotros la sabíamos a ciencia cierta.

Ahí sacamos fotos de los animales que tienen, aves y una ardilla muy simpática que se estaba ganando la chuleta haciéndole gracias a una señora que le estaba dando de comer. Nos sentamos un ratillo a descansar en el parque y ya luego nos movimos.

Nuestra siguiente parada fue el London Eye. El London Eye es una rueda de la fortuna gigantesca desde la que se ve todo Londres; pero, no es solamente una rueda de la fortuna común y corriente, es un gran logro de la ingeniería moderna por su tamaño y construcción. Es un negocio, un gran negocio de hecho, de British Airways. Yo nada más quería ir a verla, porque si es algo impresionante. Sin embargo, mi hermana insistió en que nos teníamos que subir.

Para quien no lo sabe, mi pánico a los aviones viene derivado de un miedo más general, que es el miedo a las alturas. Sufro de vértigo y, pues, me mareo estando muy alto; en realidad, me mareo cuando miro directamente hacia abajo, aunque no tengo problemas cuando miro al horizonte. Además de que sí me apanico al estar tan alto.

Bueno, ¿qué le hace uno? Nidia quería subirse, así que me subí. La cápsula, porque donde te suben es una especie de cápsula, tiene una banca en el centro, en donde te puedes sentar. La mayoría de las personas se levanta, porque va a una velocidad que te permite moverte sin problemas además de que tiene el espacio suficiente para hacerlo, y mira el paisaje. Toda la cápsula es transparente, así que puedes mirar en todas direcciones. Yo me quedé aferrada a la banca, totalmente asustada. Miré alrededor y todo, pero no fui capaz de dar un paso y acercarme a los bordes la cápsula; simplemente, fue demasiado para mi valor tenerme que subir y ya era excesivo pasearme como si nada en la cápsula.

Hay que admitir que la vista desde el London Eye es increíble. Nos tocó un día claro y despejado, aunque la luz del sol en ese momento no era del todo favorable. Pero, a pesar del miedo y del sol, es una vista espectacular. Se ve bastante de Londres, increíble. El Parlamento, el Big Ben (que en realidad y según me explicó el esposa de mi amiga Samantha que vive en York) ese nombre es sólo es la campana del reloj, la catedral de Saint Paul y muchas otras cosas más que no sé que son.

El paseo dura media hora y fue increíblemente feliz cuando me pude bajar. Como el Parlamento y West Minster están cerca, al bajar, tomamos la decisión de dirigirnos hacia allá. Qué edificios, me encantan esos edificios. En este viaje descubrí que estoy enamorada de las ciudades de piedra y Londres tiene mucha piedra. No hay mucho que decir de estos edificios, basta con mirarlos… Sin embargo, hay que mencionar que existe un museo y todo, pero ya no entramos por la hora y por el costo. Ya los veremos en la siguiente ocasión.

Ese día nos perdimos por segunda ocasión. Mi hermana y yo decidimos que era una buena idea caminar hacia una estación del tube que “no se veía tan lejos”. Gran error. Ese día caminamos muchísimo tratando de encontrar la estación del metro; dimos con ella, pero decidimos que nunca volveríamos a tomar una decisión de esas. Es mejor ir a lo seguro.

Creo que ese día todavía alcanzamos a ir al centro, buscando tiendas de discos. Comimos algo y nos regresamos extenuadas a nuestro hostel…



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